10 de enero de 2007
















Aunque esté contrariado
por las bondades que se le suponen
a las evidencias caprichosas
y me crea a salvo del frío,
aquí no hay constancias seguras,
y como no sé hasta qué punto me sueño
o hasta dónde alcanzan
a depositar sus caprichos
los castigos de la incomprensión,
en aristas de metal y desconsuelo
confundo realidades viciadas
por el cansancio pasajero
sin otra comprobación válida
que la ingratitud de los sabores.

No hay comentarios: