2 de noviembre de 2005


Todo llega hasta aquí como sin aire.
Diríase que trasnochan los rezos
y se apiadan,
en el fulgor de los astros descansan
y en el delirio del mar se detienen.
Todo siempre para ser uno,
vencido y sofocante
de luces muertas
en la rutina rancia
y desoladas en el paisaje yermo
de la sed y la desgana.


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